Santiago Cruz - "Tenemos Que Reconocer y Aceptar Nuestro Lado Más Oscuro"

Santiago Cruz - "Tenemos Que Reconocer y Aceptar Nuestro Lado Más Oscuro"

09 de oct de 2024

En este episodio del podcast 'Los Hombres Sí Lloran', Juan Pablo Raba explora la importancia de la salud mental y la vulnerabilidad, rompiendo estigmas y estereotipos. Para ello, conversa con el cantautor Santiago Cruz, quien comparte su viaje personal a través de una crisis de mediana edad y su relación con la música como herramienta de gestión emocional.

Capítulos

Introducción y Bienvenida

Juan Pablo Raba introduce el podcast 'Los Hombres Sí Lloran', un espacio seguro para hablar sobre salud mental y reducir estigmas asociados a ella.

Reencuentro entre Juan y Santiago

Juan Pablo y Santiago recuerdan cómo se conocieron hace 17 años, compartiendo experiencias de transformación personal, ejercicio y salud mental.

La Era de las Adicciones

Santiago menciona su pasado de adicciones y cómo el ejercicio físico lo ayudó en su proceso de recuperación, combinando salud física y mental.

El Impacto de la Música en el Bienestar

Santiago comparte cómo cantar en vivo es una liberación emocional y un elemento crucial para su bienestar mental.

El Camino de la Recuperación

Santiago narra su proceso de rehabilitación y cómo la escritura de canciones se convirtió en su principal herramienta terapéutica.

La Influencia de la Familia y la Fe

La importancia de la familia en su vida y su visión amplia sobre la fe y la espiritualidad.

Historias Personales y Reconexiones

Juan y Santiago comparten cómo sus profesiones impactan su vida personal y la necesidad de equilibrarlo con su identidad real.

Homenaje a una Admiradora Especial

Santiago cuenta la conmovedora historia detrás de un tatuaje numérico que es homenaje a una fanática que asistió a 113 de sus conciertos.

Conclusión

El episodio resalta la importancia de reconocer las partes oscuras de uno mismo y la necesidad de hablarse bien a sí mismo. En un viaje hacia el autodescubrimiento y entendimiento, Santiago y Juan Pablo acuerdan que la salud mental es un proceso continuo que requiere aceptación y autocompasión. Los oyentes son alentados a buscar ayuda y a compartir sus experiencias para romper el ciclo de estigmas asociados a la salud mental.

Menciones

Ver transcripción
               Hola, soy Juan Pablo Raba y junto a Celia, plataforma líder en Latinoamérica para el cuidado de la salud mental y el bienestar emocional, te damos la bienvenida a Los Hombres Si Lloran. Este es un espacio seguro dedicado a explorar un tema crucial y a menudo pasado por alto, la salud mental, mientras rompemos con los estigmas y estereotipos que la rodean. Acompáñame en este viaje personal mientras yo navego por una crisis de mediana edad y comparto el impacto que ha tenido en mi bienestar emocional Junto a Celia, cada miércoles traeremos conversaciones sinceras con amigos extraordinarios y entrevistas con expertos que nos ofrecerán consejos prácticos para profundizar en las complejidades de la salud mental y la importancia de levantar la mano y buscar ayuda Los hombres si lloran, donde la vulnerabilidad es nuestra mayor fortaleza. Empecé diciendo que, o sea, tú empiezas diciéndome que te fascina esto, que te fascinan estos temas, que te fascinan la mierda. Yo tengo que empezar por darte las gracias por venir a este espacio, a los hombres si lloran. Y me da risa porque ya, ya, me parece que vamos a tener una buena conversación. Santi, gracias. Hombre, gracias soy yo por estar acá. Nosotros nos conocimos hace muchos, muchos años mientras no hablando mierda, sino con alguien sacándonos la mierda, que fue en este pajé haciendo ejercicio. Veo que no te acordabas, pero yo sí me acordaba. Qué saca era de mierda eso. Fue un momento además de vida para mí muy interesante porque yo acababa de venir de Venezuela. Estaba tratando de redirigir o rediseñar mi carrera y recuerdo que la razón por la que empiezo a ir a este pajé es porque yo venía a vivir en Caracas seis años, en donde es el mejor clima del mundo probablemente como Medellín y llego a este frío y yo estaba con una sensación de frío permanente y alguien me dice, hermano, la única forma en la que eso le pasa es hacer un ejercicio muy temprano y bañándose con agua fría. Y yo dije, bueno, tengo que hacer eso. Esto fue hace exactamente, te voy a decir, yo tenía 30 años. Fue hace 17 años. Exactamente, fue hace 17 años. Y ahí nos conocimos sacándonos la mierda con los hermanos Gaitán. Sí. Hace 17 años, uy, era un proceso, era un proceso tremendo. Yo acababa de, llevaba un año de haber terminado un proceso de rehabilitación de adicciones. Ok. Y entonces estaba como en esa empresa de recuperarme, ¿sí? de recuperarme físicamente, emocionalmente, mentalmente. Estaba en un momento, para usar una frase que mi mamá me puso en una carta en aquella época, estaba en un proceso de tratar de recuperar las riendas de mi vida y en ese proceso apareció esa rutina de ejercicio. Yo nunca he sido un tipo fit, ni mucho menos, todo lo contrario, pero en aquella época empecé a cogerle el viaje a eso, a entender que eso no era un tema físico, que eso era un tema mental y emocional, el ejercicio. Que por ahí empezaba una cosa muy interesante. Entonces tú estabas tratando de agarrar calorcito en Bogotá. Sí, pero imagínate que también ahora que hablas de ese proceso, imagínate que yo, desde muy de esportista de niño, futbolista, artes marciales, Yo, desde muy de esportista de niño, futbolista, artes marciales, cuando llego a vivir a Colombia otra vez, no doy como con un sensei con el que hiciera conexión, porque en ese momento el taekwondo para mí se había vuelto un tema muy emocional con mi sensei en España. No encuentro y después me voy a vivir a Venezuela y tal, y pasó 10 años sin hacer ejercicio. Ok. Iba de vez en cuando hacía como un pilates por acá o windsurf por allá en los roques en Venezuela, maravilloso. Pero a través de ese, de ese ejercicio particularmente y de la disciplina de levantar, porque hacemos clases muy tempranas, si te acuerdas, creo que eran como 5 de la mañana o 5 y media, nace en mí como... ¿Otra vez? ¿O recuperas eso de pronto? Empiezo a recuperar. A mí puntualmente además lo que me manda, además del frío, es que yo siento que yo en ese momento aquí en un apartamento que la ducha era una tina, una bañera y había que levantar el pie bastante para salir de la ducha. Y había que levantar el pie bastante para salir de la ducha. Y en una de esas salidas sentí que no tenía realmente como el balance ni el apoyo. Y yo dije no, no lo espero. Pero bueno, volvamos a lo tuyo que claramente me parece fascinante. ¿Por qué decides dentro como de ese proceso de recuperación de las adicciones? Que después supongo que hablaremos de eso, ¿por qué decides el ejercicio o quién es la persona que te dirige hacia allá? En aquel momento yo tenía una manager argentina maravillosa que se llama Mariana Zuluaga y Mariana era vecina de los papás de los hermanos Gaitán. papás de los hermanos Gaitán y entonces seguramente ella en su afán marketing de que su cliente estuviera un poquito más fit se le ocurrió que podía ser una buena idea que los Gaitán me entrenaran en este bajet y a mí la verdad que me vino de perlas porque más allá de entender que había un asunto estético en aquello, pues me di cuenta, como te dije, que era un tema mental. Entonces fue una estrategia comercial seguramente de Mariana en aquel momento, pero que me cayó de perlas. Entras, descubres, casi que por un accidente de mercadeo, descubres el ejercicio y ¿te ayuda? ¿Te ayuda en tu proceso? descubres el ejercicio y te ayuda, te ayuda en tu proceso. Me ayuda un montón. Yo no he logrado conectarme de manera permanente con alguna rutina de ejercicio. Aquello era una mezcla de muchas cosas. Después apareció la bicicleta, últimamente aparecieron las pesas en mi vida. Como que he estado muy yendo y viniendo y además curiosamente es un asunto que está muy conectado con el tema mental y emocional, entonces dejo de hacer ejercicio por un tema mental y emocional que me doy cuenta que luego se empeora justamente porque no estoy haciendo ejercicio y es uno de los elementos que hace que eso no me haga bien y entonces cuando recupero como las ganas de los elementos que hace que eso no me haga bien y entonces cuando recupero como las ganas de hacerlo, vuelvo y hago y me siento muy bien y luego llega un episodio que me hace soltar lo que estoy haciendo y tratar de recomponer por dentro. De hecho este año llevo, yo venía de un proceso como de un par de años muy juicioso con el tema de las pesas. Yo venía de un proceso como de un par de años muy juicioso con el tema de las pesas. En febrero tuvimos una experiencia cercana de una persona que se suicidó, y una persona de mi edad, con dos hijos como yo, por alguna razón me vi como reflejado allí. Y yo, digamos que más allá que una cercanía que había, pues nunca estuve preparado para el impacto que después me di cuenta que había tenido ese episodio y tuve un bache emocional muy bravo por ese reflejo, por ese reflejo de haber visto ese episodio, de haber estado cerca de ese episodio. ese episodio, de haber estado cerca de ese episodio. Y ahora, hace como dos, tres semanas, esto pasó en agosto, en febrero, y ahora hace un par de semanas que por fin como que volví a tomar aire para decir, no, un momentico, vamos otra vez, porque eso le hace bien a su cabeza, hermano. ¿Retomaste y ha sentido algún cambio? Sí, claro, el impacto es inmediato. El impacto es inmediato. Así como los músculos tienen memoria, creo que el impacto químico en el cerebro es inmediato, por lo menos en mi caso. Eso me ayuda un montón. Y cuando estoy mal me doy cuenta y empiezo a hacer las cuentas, claro, lleva un mes sin hacer ejercicio, lleva dos semanas sin hacer ejercicio, lleva tres semanas, ¿no? Entonces digo, ah, ahí está, la matemática básica. Yo lo tengo muy identificado. Dos semanas sin montar en bicicleta y empiezo a estar un poco intratable. Y empieza, claro. Y Mónica me manda, mi esposa me dice, compadre, a montar, a montar, porque no, no te aguantas ni tú. ¿Qué cosas son las que te hacen claramente el suicidio de una persona cercana? Es muy claro que lo puede meter a uno en un bacho emocional. Sí. ¿Pero qué otras cosas tienes identificadas que te hacen entrar en esos estados? Cuando dejo de cantar en vivo mucho tiempo, me pasa lo mismo. De hecho, me di cuenta de esos episodios, tengo mucha conciencia de esos episodios durante pandemia, porque eso fue lo que pasó. Dejamos de cantar en vivo, por ejemplo. Duramos un montón de meses. Yo llevaba 20 años cantando al menos una vez por semana frente a gente, recibiendo esa retroalimentación energética y esa descarga emocional que uno tiene. Aparece el tema pandemia. Yo tenía todas las razones para estar, digamos, tranquilo en medio de esa hecatombe, de esa crisis. Por primera vez en muchos años podía desayunar todos los días con mis hijos, podía hacer la oración de la noche y darle un beso a mi esposa cada mañana y almorzar con ella. O sea, digamos que en una situación crítica en muchos sentidos, yo tenía muchas razones para estar contento y tranquilo, más allá del tema económico de lo que genera cantar en vivo, pero sí me di cuenta después de, oiga, es que al final esa droga que es pararse ante el público con toda la liberación química que hay adentro de uno con eso, pues no la está viviendo, está teniendo un síndrome de abstinencia de 20 años, de una adicción de 20 años. Entonces ahí empecé a identificar que tenía esos episodios como depresivos, digamos. Yo no siento que yo haya sido una persona especialmente depresiva, ni siquiera durante la adicción, y no sé si eso es como una contradicción ni siquiera durante el tiempo de consumo aunque estoy seguro que es una contradicción porque seguramente la adicción estaba tratando de escapar de un montón de cosas en ese sentido pero digamos que después de ese episodio durante 15 años 14 años yo no sentía que yo fuera una persona depresiva ni mucho menos hasta eso hasta que dejé hasta que llegó la pandemia con crisis de los 40 con no cantar en vivo entonces dije uy esto también o sea esto me hace falta químicamente emocionalmente no la comunión con el público. Pero ya tampoco eras adicto a otra sustancia, entonces tampoco había cómo escapar de allí. Entonces sí me doy cuenta y cuando no toco, hay periodos de valle normal entre una gira y la otra, sí me doy cuenta que empiezo, bueno, ¿a dónde vamos? ¿qué está pasando? ¿qué hacemos? ¿por qué no estamos haciendo nada? ¿Qué hay que hacer? Me va dando. Pues yo creo que finalmente me animo a invitarte, a hablarte y es que nosotros a pesar de que nos conocemos hace mucho tiempo y estamos pendientes el uno del otro, es la trampa de las redes y es que crees que te ves con la gente. Estamos ahí, pero no. Crees que te ves. Y estaba yo de casualidad en Los Ángeles, por un estreno. Estabas tú de casualidad en Los Ángeles. Yo no voy a conciertos. Yo creo que he ido con el tuyo a tres conciertos en mi vida. Fui a Metallico una vez cuando era... Tengo un tema como con la agarofobia. Me pongo muy nervioso, muy nervioso nervioso de hecho para mí era un martirio ir a rumbear a Andrés un sábado en la noche era un martirio el tema de la baldosa cuadrada siempre he pasado con los conciertos pero yo no sé por qué me invitaron a tu concierto yo soy sumamente rockero metalero no conocía mucho de tu trabajo. No tendrías por qué estar ahí, digamos. Sí, hasta Mónica me dice, ¿cómo así que vas a ir al qué? ¿Por qué? Bueno, porque me invitaron y porque tenemos amigos en común y pues como ¿por qué no? Yo creo que ya te tenía un poquito también como en el radar pero después de ese concierto sí dije yo quiero quiero saber más de él y ver más de él porque era un concierto pequeño sí era un venue pequeño era un concierto pequeño pero verte a ti como si estuvieras en un Movistar Arena sí ver esa entrega, pero es que me emociona mucho. O sea, del artista, sabes que realmente dice, parce, son cinco, a ustedes cinco yo les doy todo. Todo. Pucha, me conmovió. Gracias, hermano. Hay un cuento muy lindo, porque ese de Los Ángeles, que era nuestra primera vez en Los Ángeles, como tú lo dices, era un concierto pequeño. Yo tengo otra historia con un concierto en Tijuana, nuestro primer y único hasta ahora concierto en Tijuana. Veníamos de una gira muy linda por México, eran 12 ciudades, había estado todo muy bien, lindos venues, llenos, tal. De pronto, Tijuana, un teatro para 500 personas, y había 150 personas en el teatro. Ni siquiera la mitad, 150 personas. Y yo me acuerdo, o sea, tengo memoria de que ese fue el mejor concierto de la gira. Sí. Para nosotros. No me preguntes por qué, y esto no es una invitación a que la gente no vaya a los conciertos por favor vayan a los conciertos pero por alguna razón yo le dije a la banda vamos a salir a que esta gente no se sienta rara por haber venido a un lugar vacío ¿sí? yo no sé yo les decía a los músicos herman hermano, vamos a tocar, si estamos en México, vamos a tocar en el Estadio Azteca lleno. Esa es la mentalidad. Y salimos a eso, a que esas 150 personas salgan del concierto y le digan a su primo, oiga, ayer estuve en un concierto y esa vaina, no había nadie y usted no sabe esos manos allá arriba, cómo dejaron el alma. Cuando vuelva ese man, hay que ir a verlo. Espectacular. Esa, digamos, tiene que ser la aproximación, creo yo. Obviamente he tocado en lugares enormes, llenos, qué maravilla. ¿Siempre ha sido esa la filosofía? ¿Siempre ha sido ese el... Yo creo que sí. ¿Darlo todo? O sea, ¿siempre? Sí. Yo creo que sí, sin duda. Nosotros, cada vez que nos subimos al escenario, antes yo hago una oración con la banda, con los músicos. Hago la oración de la serenidad que me quedó en los tiempos de adicción. Dame la serenidad, acepte las cosas que no podemos cambiar, el valor para que más que sí podemos y la sabiduría para reconocer la diferencia. Y luego hago como la propia inspirational, el pep talk que dice, vamos a salir tal, tal. Y digo que sea memorable, que sea memorable. Porque además uno no sabe. Hay alguien ahí que va a hacer su último concierto y no sabemos. Hay alguien ahí que vino a su primer concierto en la vida y no sabemos. Tenemos que dejar como si fuera el último o como si fuera el primero. Tiene que quedar esa impronta allí. Y a mí esa vaina me quedó. Entonces yo, cuando me siento con los músicos, cuando me preparo con los músicos, les digo que sea memorable para nosotros. Y si es memorable para nosotros, va a ser memorable para la gente. ¿Será ese un título de un próximo disco? Puede ser. Yo te paso cuenta para las regalías. O mi epitafio tengo varios epitafios posibles pero de resto bien es un epitafio pero de resto bien el otro puede ser bruto pero decidido ese me gusta el otro puede ser les dije que estaba enfermo ese es un buen epitafio les dije que estaba enfermo ajá y este fue memorable que sea memorable puede ser un buen epitafio, les dije que estaba enfermo, y este, fue memorable. Así puede ser un buen epitafio, fue memorable. Dos veces has hablado ya, o has mencionado oración. Sí. ¿Cuál es tu fe? ¿Tienes una fe determinada, o es... Yo creo en todo. Creo que todos los caminos religiosos, al final de cuentas, se encuentran en el mismo lugar. Creo que hay una energía creadora, y creo que hay una energía aglutinadora, y creo que hay una energía que nos tiene acá. Le puedes llamar como tú quieras, pero sí creo que esto no es como porque si creo que no, creo que hay una energía que maneja eso no creo en los caminos institucionales de las religiones obviamente me crié en un hogar católico apostólico, romano yendo a misa los domingos bautizado, primera comunión todo ese rollo, pero ya a partir de que tuve como conciencia y en un camino si se quiere espiritual entendí que el hinduismo tiene razón el judaísmo tiene razón no creo en ese Dios discriminatorio el mío es el correcto y el tuyo es el equivocado. No creo en eso. De hecho, descubrí haciendo mi disco pasado, que se llamó Nueve. Entonces yo quería una figura como una estrella de nueve puntas y descubrí que eso es de hecho un símbolo de una religión que se define como la unión de todas, como todas las religiones. Y dije, eso me gusta, eso me gusta. Creo que todos los profetas de cada religión son mensajeros de un mismo mensaje y creo que la institucionalidad de las religiones no ha hecho sino distorsionar ese mensaje. Nosotros no criamos a nuestros hijos en una creencia o en un credo religioso en particular. Los criamos bajo la premisa de que tú eres Dios, yo soy Dios, él es Dios, todos somos Dios, todos tenemos Dios adentro. Obviamente, ya Violeta va a cumplir 11, Salvador tiene 9 y han visto que sus compañeritos hacen primera comunión y nosotros que religión somos por suerte tengo en mi vida mi esposa que sabe articular mucho más estas conversaciones que yo entonces digo bueno su mamá les quiere hablar casamos como yo siempre le he dicho a Moni yo me encargo de la parte activa de la bicicleta, del paseo de la playa tal, pero cuando sean adolescentes y toque pensar, te corresponde a ti, yo estoy. Estamos un poquito en ese cuento. Sí, yo también, yo también. Esa es como mi fe, sí, soy un tipo de fe, pero de fe como en todo. Me gusta. ¿Y cómo fue en ese hogar católico, apostólico, románico, ser artista? ¿Cómo fue esa salida del clóset? A ver, es curioso porque yo estoy convencido de que mi vena artística viene de mi abuela Elvia, la mamá de mi mamá, mi abuela materna. Mi abuela era escritora, poetiza, bruja, tarotista, pintaba, borracha. Me van a odiar mis tías, pero sí. Casaba con un médico, con un cardiólogo, un científico. Entonces eso era, supongo que un choque de frenos. A mí me tocaron ya viejos, pero supongo que eso tuvo sus retos, ¿verdad? Y me crié en una casa donde esto estaba lleno de gente y mi mamá agarraba una guitarra y cantaba. Yo soy un convencido de que mi mamá hubiese estado en otra época del mundo y en otra ciudad que no fuera Ibagué en los 60, 70 hubiese sido artista, convencido. Mi mamá es artista. Lo que pasa es que no se lo permitió, ni ella ni su entorno lo permitía en aquel momento. Entonces no era raro. Lo raro es que, digamos que los únicos dementes que nos hemos dedicado al arte son los hijos de mi mamá, mi hermana María Paula y yo. María Paula es artista plástica, la verdad es que lo he enfocado a la terapia, ella es máster en arteterapia, es psicóloga y además es máster en arteterapia, entonces usa todas las herramientas artísticas y las herramientas psicológicas para hacer tratamientos a partir de la sublimación y todo eso que se hace en el arte. Y entonces yo, claro, mi mamá no pudo ser artista, todo lo contrario, le tocó buscar trabajos en oficinas para sostener la casa, separados mis viejos desde muy niño yo. ¿Cuántos años? Dos y medio. Uf, muy pequeño. Yo no tengo conciencia de ellos juntos. Tengo como un recuerdo por ahí turbio que no sé si es el inconsciente o es un deseo de haber tenido un recuerdo de ellos. Entonces ella trabajó en el sector financiero, en hoteles, oficina, de 8 a 12 y de 2 a 6, todo ese rollo. Y le costó mucho. Le costó mucho emocionalmente eso a ella. Y entonces cuando yo termino el colegio, Juan, que yo terminé en el 92, tú y yo somos más o menos de la misma edad, yo tengo 48, soy del 76. Yo soy del 77. Exacto. Yo termino en el año 92 y digo en mi casa, quiero estudiar música. Mi mamá, ¿cómo se le ocurre? Esa es tu mamá. Sí. Perdón, pero ¿tu papá tenía presencia o algo o no? Uy, no, ese es otro capítulo, ese Uy, no. Ese es otro capítulo. Ese es otro podcast. Ok, ese es otro capítulo. Sí. La presencia de mi padre es enorme en mi vida por su ausencia. Es así como yo lo he definido. Entonces mi mamá me dice no. Pero durante muchos años resentí ese no. Pero ya grande entendí perfectamente ese no. Estamos hablando del año 92, donde no han salido clásicos de la provincia, donde no han salido Pies Descasos, donde no ha salido El Dorado de Otricio Pelados, donde la industria de la música no había todavía tenido ese despertar que tuvo a partir del 93 94 donde la música era de orquestas de serenatas era una industria muy pañales es que ni siquiera creo yo es claro que una mamá no veía eso como un camino fértil no si tú le pones ahora un pelado en el 2024, pelado colombiano, un pelado de Neiva, un pelado de Cúcuta, no de Bogotá o de Medellín, sino de la provincia como soy yo, un pelado de Popayán que dice, oiga, quiero estudiar música, quiero hacer música, pues los papás y ese pelado o esa pelada tienen 40 artistas colombianos en distintos géneros que le muestran que es posible, ¿cierto? Pero en aquel momento era una quijotada. Entonces me dijo, no, estudia algo serio y luego haga lo que quiera. Terminé estudiando finanzas en el externado, me gradué de esa vaina, no sé por qué. ¿Hacías música en el interior? Claro, y llegué a Bogotá a cantar en bares. ¿Tus propias canciones ya componías? en bares. ¿Tus propias canciones ya cantabas, ya componías? No, todavía no. Ya componía, pero de una manera muy vaga y no me atrevía como a mostrar mucho, la verdad. Yo empecé a componer. Ese cuento es bonito porque si yo me pongo a hacer un promedio de las canciones que yo escribí entre mis 18, que fue cuando escribí la primera canción seriamente, hasta mis 30, que fue mi proceso de rehabilitación, el promedio es de una canción semestral. Terrible. Una vergüenza. Cuando empecé la rehabilitación, que incluso está uno tan jodido que yo le pregunté a mi terapeuta, oiga, y si me pongo bien, ¿de qué voy a escribir? Porque la trampa que uno tiene es esa. Como Scott Wayland. Claro, que solamente, no, toda esa trampa que nos han dejado esos grandes rockstars, el Club de los 27, los poetas malditos, que hay que estar muy jodido para hacer algo de cierto valor. Tener uno, sentir uno la obligación de estar mal para hacer algo de cierto valor entonces yo hacía todo lo que estaba mal pero claro, esa gente son unos genios entonces estando mal le salen cosas fantásticas yo tenía ese infierno y lo que hacía era una mierda entonces era como ni un lado ni otro yo necesito estar bien, ¿no? Pero la trampa era muy fuerte. La trampa estaba muy bien armada. ¿Cómo entran a tu vida las drogas? Uf, no. Eso primero entra por el trago. Pero bueno, el cuento va a que al año y medio siguiente, después de venir de hacer una canción semestral por 12 años, en los siguientes 18 meses escribí 30 canciones. Y de esas 30 canciones, terminamos escogiendo 10 para grabar el disco que cambió mi vida, que cambió mi carrera, que abrió los ojos y el corazón de la gente a mi música y los oídos, y fue durante ese proceso. Por eso siempre he dicho que ese disco es irrepetible. Ese disco es irrepetible, ese disco captó un momento mío de florecimiento y de turbulencia, bien mezclado los dos, y que significó lo que significó para mí y para mi carrera. ¿Cómo se llama ese disco? Cruza de Caminos se llama. Hay canciones allí como si te quedas que 6 AM cuando regreses en tus zapatos, baja la guardia. O sea, es un disco de seis singles en la radio, un disco que en el año 2011 del top cinco de canciones de la radio en Colombia, tres eran mías. Fue una explosión fantástica. Es un disco irrepetible. ¿Por qué no vuelve a ser un...? Es imposible. No soy el mismo ser humano ni estoy pasando por lo mismo que estaba pasando en aquel momento. Sobre todo cuando esa es la aproximación a la música. Cuando la música, como es mi caso, es una herramienta de gestión emocional. Yo nunca hice música Juan como para vender. Obviamente que soy consciente que uno tiene que pagar cuentas y hay que pagar el arriendo, el colegio de los niños, pero eso no fue la motivación inicial. De hecho en algún momento dije si no es bajo mis términos, pues prefiero no hacer música, me dedico a otra cosa. ¿Todo tu trabajo nace de ahí? ¿Nace de tus emociones, de tus vivencias? Siempre me he preguntado eso, porque hay tantos artistas con tantas canciones como tan diferentes, o sea que en tu caso viene todo de acá. Es gestión emocional. Para mí la escritura es la herramienta de gestión emocional más grande que yo he conocido. Obviamente que estos espacios de hablar carreta y todo, hablar con el amigo, con el psicólogo, con el psiquiatra, con el terapeuta, con el coach, como usted lo quiera llamar, es bacano. Pero yo aprendí en ese proceso de recuperación de la adicción, que me acuerdo que Néstor, el terapeuta, nos pedía un blog, el mío era de esas hojas amarillas, donde había que escribir mucho. Ahí entendí el valor de la escritura como herramienta terapéutica y mi proceso creativo es eso, es catarsis. Con la fortuna de que algunas de esas gestiones han conectado con público. ¿Qué te hace? Porque aparte, pues por lo que estás contando y por lo que mencionas, claramente eres una persona abierta a la conversación, a la terapia, al coaching. Previo a ese proceso de rehabilitación, ¿también lo eras? ¿También eras abierto con tus emociones? ese proceso de rehabilitación? ¿También lo eras? ¿También eras abierto con tus emociones? No, era una persona que no hablaba, que solamente sabía gestionar o conducir sus emociones a través de la poca composición y como era tan poca, pues tenía que usar otras herramientas como el alcohol o las drogas o el sexo para eso. Esconder la turbulencia. O sea, tu disco ya es sobrio. Sí, sí, ese disco es sobrio. ¿Y qué te lleva a buscar ayuda? Yo estaba aburrido de pedir perdón al día siguiente. Entonces, eso fue un ingrediente, ¿no? Que uno al día siguiente, a la hora que se levantara o a la una o dos de la tarde, lo que fuera, era oiga, ayer la cagó con este, con esta, dijo esto, hizo esto, y uno, oiga qué pena, oye qué pena, me pasé, perdón, no vuelve a pasar, y pasaba, y pasaba otra vez, entonces ese fue un factor. y pasaba y pasaba otra vez. Ese fue un factor. El segundo factor, que es muy bonito porque finalmente pasó, yo siempre quise ser papá. Entonces, yo lo digo que mis hijos me salvaron la vida incluso muchos años antes de nacer. Porque la idea de que estuvieran en mi vida y de que no tuvieran que ver el escenario lamentable de un papá postrado por los desmadres de la noche anterior, fue una gran motivación para mi recuperación. Un momento tan lúcido. Entonces como que pereza un chino con ganas de tener papá y el tipo enguayabado vuelto mierda en una cama irascible. Y yo, no, eso no puede pasar. Y el detonante, porque todo eso es una reflexión que se va cocinando adentro, pero nada de eso te lleva al paso firme. El detonante fue un episodio justamente con mi hermana, lamentable, donde la maltrate de muchas formas a una mujer que significa mucho para mí y que era y es mi adoración y haberla lastimado fue como, ahí sí, como el parteaguas. Esto tiene que parar. Porque yo ya había hecho un primer proceso que no me había servido porque lo había hecho por las razones equivocadas, lo había hecho por mi mamá lo había hecho seguramente por la novia que tenía en aquel momento pero no lo había hecho por mí ese segundo proceso a partir de toda esa reflexión ya fue por mí y funcionó por suerte Matthew McConaughey tiene un libro muy lindo se llama Greenlights sí ¿lo has oído? sí y digo oírlo porque es muy lindo en su voz supongo que te habrás sentido muy identificado al igual que yo la parte en la que él dice que después de haberse encontrado con la actuación después de haberse encontrado con dinero con lo que se había llegado al momento de hacer lo único que él realmente siempre supo que quiso ser, que era ser papá. Fantástico. Y yo me identifiqué mucho con eso también, porque yo me encontré con las cosas, me fui encontrando. Nunca supe exactamente qué es lo que quería ser, pero sabía que quería ser papá. Daniel Álvarezarez que es un gran amigo que estuvo aquí también contigo en este espacio. Ahí lo tuve. Daniel Álvarez que es artista pero además es manager, tiene los dos universos en su cabeza, dice que el artista necesita un lugar donde no sea ese artista, sobre todo los que tienen, supongo que los que tienen nombre artístico. Hay un lugar donde necesitan no ser eso. Y yo no creo que haya lugar más efectivo para eso que la paternidad. A un chino de un año le importa un carajo si su papá canta o se actuó, o en qué serie canta, o quién es. Ese es mi papá canta o se actuó o en qué serie canta o quién es ese es mi papá punto ahí usted es el papá del chino yo no creo que haya una dosis más grande de humildad en la vida que esa que te despoja de toda la parafernalia y te pone en la en lo más básico que es la proyección de la especie, el adulto con el cachorro, el cuidado y lo que se despierta y punto. Primal, ¿no? Sin ninguna laraca, sin ningún premio, sin ninguna nominación de nada, sin ningún aplauso y cuando yo tengo algún tipo de frustraciones y dudas a nivel profesional o laboral, lo que sea, así como me doy cuenta que no hago ejercicio cuando estoy mal emocionalmente, cuando me siento frustrado me doy cuenta que no estoy metiendo mi vida familiar dentro de la ecuación del éxito. frustrado me doy cuenta que no estoy metiendo mi vida familiar dentro de la ecuación del éxito porque cada vez que yo meto mi vida familiar dentro de la ecuación del éxito digo estoy resuelto no necesito nada en la vida cuando se me olvida meterla es que empieza no he hecho esto ya no voy a hacer esto y este sí hizo aquelloello y yo no he podido. Ahí empieza ese diálogo. Pero cuando logro meter a mi vida familiar y el hogar que he construido y mi relación con mi esposa y mis hijos a la ecuación del éxito, que es donde debe estar. Entonces cuando logro encontrar el 360 otra vez, o ese concepto 360 del éxito, digo, ah, no, papá. Estoy resuelto, póngame a alguien más cabrón que yo, ¿sí? Ahí aparece esa certeza de un camino bien recorrido. la segunda temporada de Distrito Salvaje y estábamos en Los Ángeles, teníamos la familia y estaba yo filmando y entonces empezamos a hablar y me dice, Juan, ¿y tu familia? Porque tú estás en Los Ángeles, ¿cierto? Le dije, aquí están conmigo. Dice, ¿venieron a visitarte? Le dije, no, vinieron conmigo. Me dice, ¿cómo así? Dice, nosotros nos movemos. Nuestros acuerdos con Mónica son muy claros y es que más de dos semanas no podemos pasar separados y hacemos y deshacemos e invertimos lo que sea necesario para que para que no se cree como ese gas y entonces si es una serie que son 45 meses nos tenemos que mudar porque no existe en nuestra mente o en nuestro plan el estar 45 meses separados y ahí es donde él me dijo algo muy importante y muy bonito. Me dijo, te felicito. Te felicito porque es que en el tema de la crianza, específicamente en el tema de la crianza y la familia, es fácil salir del paso con la frase de que lo importante es la calidad y no la cantidad. A medida que los niños crecen, la cantidad, la calidad es importante, pero la cantidad juega un papel fundamental. Absolutamente. Porque con la cantidad es que tú puedes empezar a darte cuenta de... Tu chino va 100 días al colegio y los 100 días que llega le preguntas ¿Cómo te fue? Bien. ¿Cómo te fue? Bien. ¿Cómo te fue? Bien. Y el día 101 te dice, bien. ¿Qué pasó? Y ahí es cuando puedes, si tienes la gran fortuna además de tener una buena relación con tu pareja, no quiere decir que tengas que estar con ella, pero de poder decir, óyeme, hoy cuando me dijo bien, hay algo que me pareció que no era como los 100 bienes anteriores. Píllate, porque es así, porque las cosas además no suelen salir tan rápido como ¿qué pasó? No, me pasó ta, ta, ta. Es extraño, uno tiene que,ieza como a buscar. Y además es que en nuestras profesiones o lo que implique desplazamiento y estar lejos de casa, pues hay mucha gente a la que le viene fantástico eso porque no se llevan bien. Claro. Entonces es un escape. Es como... Yo hago... Hacía. Ya me retiré por temas de que soy ya un adulto mayor. Era parte del equipo de fútbol de papás del colegio de mis hijos. Entonces estaba en el torneo. Hay un torneo que tiene tres categorías. Es que es a muerte, por lo que he oído. Claro. Y entonces nosotros vinimos de un colegio muy particular, de educación personalizada, un modelo educativo distinto, digamos. Entonces tú te encuentras en esos campeonatos gente que está yendo que se levanta el domingo 5 y media de la mañana o 6 de la mañana para ir a jugar hasta las 10 de la mañana porque necesita escapar de su casa. Entonces va a desfogar allí todas sus frustraciones, gente que putea, gente que te pega malintencionadamente, gente con insultos homófobos y racistas y demás, en un escenario de torneo de papás, de colegio. Y tú dices, pero está... Claro, entonces tienen que desfogar la miseria de su vida en esos espacios. Y yo conozco artistas, colegas que aprovechan las giras para escapar de su familia y para hacer todo lo que sienten que no pueden hacer con su familia. Y eso me parece tristísimo. Por eso digo, ¿de qué me sirve el number one, el sold out, si esto no está? Hace un tiempo decidí cambiar la forma en que me presento. Y es que llevaba mucho tiempo decir, bueno, soy Juan Pablo, soy actor. Y después de mi proceso, de este proceso, que me ha servido tremendamente, decidí que no, yo no soy actor, yo trabajo como actor. Hago de actor, sí, eso es lo que hago, no lo que soy. Lo que hago, lo que soy es completamente diferente, y lo estoy tejiendo, y me di cuenta que lo estoy empezando a tejer a través de mi propia crisis de la mediana edad, cuando yo entiendo que la razón por la que lloro descontroladamente, sin motivo aparente, manejando, porque oigo algo de una canción, realmente no era solamente sensibilidad, aunque la sensibilidad es parte de mi vida y de mi trabajo, ni tampoco era hipersensibilidad, era que estaba transitando por algo que no lograba entender claramente qué era. Y para mí la crisis y la mediana edad ha sido exactamente eso. Ha sido un proceso de deconstrucción en donde digo, ¡ah, caray, ya llegué acá a este punto y ya pasó la mitad de mi vida! Y ya pasó. ¿Qué importa por qué ya pasó? O sea que lo que me queda ya es la cuesta para abajo y quién soy para mí, para mis hijos, para mi esposa para mis amigos quién soy yo realmente y empiezo en ese proceso de que es doloroso y bonito en donde hay y pasan todas estas cosas para después poder decir, ok, estas son mis herramientas ahora, me construyo con esto esta es la persona que yo ya no es la persona que soy yo no es la persona que decido ser con estas herramientas, con este pasado voy a construir este presente y en eso estoy a mí a mí me pasaron los 42 con el nacimiento de Josefina ese fue mi momento en el que cambió mi perspectiva totalmente porque era la primera vez que le metía futuro a mi vida la vida hasta ese momento había sido presente una chimba buenísimo todo es perfecto soy un berraco nació Joaquín y yo era como, me voy a comer el mundo, lo que siempre quise ser, mi esposa, amigo, o sea, como todo. Y de repente nace Josefa y yo soy como, ¿qué estoy haciendo? ¿En qué momento se me ocurre? ¿Actor? ¿A quién se le ocurre tener esa profesión? o sea, empiezo a dudar de todas mis decisiones y el momento en el que realmente entiendo que estoy pasando por algo distinto es cuando abrumado por este futuro abrumado por la responsabilidad, abrumado por la imagen de esa niña de 20 años y este papá de 60 y pico empiezo a pensar que tal vez era más fácil si no estaba y por primera vez en mi vida sentí que aunque no planificaba, ni planifiqué, ni nunca realmente lo planifiqué quitarme la vida, sí empecé a sentir... Hubo un pensamiento ahí. Un pensamiento que eso me iba a hacer descansar. Y eso me asustó. Claro. Y ahí levanto la mano y le digo a Moni, algo está pasando. Y ahí empieza como mi proceso. Tú antes mencionaste la crisis de la medida para ti. ¿Cómo llega para ti? Es curioso porque coincide con la pandemia, pero yo tengo claro que empieza antes de la pandemia. Yo siempre he tenido un apetito muy grande y me he jactado de ser un tipo inconforme en mi profesión, pero creo que lo estaba abordando mal y esa definición se está volviendo otra vez una cárcel, porque ese inconformismo me estaba privando de ser agradecido, porque es que el momento de la crisis de la mediana edad, que es básicamente uno estar en la mitad del camino diciendo, ok, esto, hasta aquí he llegado y falta esto. ¿Qué he hecho? ¿Cómo he hecho lo que he hecho? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué ya no puedo hacer? ¿Qué todavía puedo hacer? Y es hacer las paces con todas esas aristas. A mí me pasó eso. El inconformista le estaba ganando al tipo agradecido. ¿Cómo lo identificas? ¿En cosas, en detalles como qué? En frustración. Y en ser incapaz de reconocer el camino recorrido. Y en ser incapaz los logros propios. Y en que aparece la envidia. Y no digo que no aparezca ahora. Aparece. Pero soy más consciente y soy más hábil en detectarla y decir, ok, esto, movámoslo para acá. Para la carpeta de basura. Soy más hábil. Sigue apareciendo. Porque además las redes sociales son caldo y cultivo enorme para eso. Por supuesto. Entonces no digo que no aparezca que ya no siento envidia, ya no siento frustración no, aparece, la siento permanentemente pero soy capaz de identificarla y hago el ejercicio de cambiar el diálogo interno el diálogo interno es fundamental nosotros vivimos o se nos habla mucho del buen trato a los demás y la humanidad, ¿cómo se llama? La urbanidad de Carreño. Y ser amables el uno con los otros, pero nos miramos a la especie y decimos este pelotudo. O dejamos algo en la casa y dices, este huevón, ¿cómo dejé esa mierda? Qué imbécil que soy. Que empezamos por nosotros. Claro. Empiece por usted a decirse, oiga, bien, güey. Bien. Y yo cuando me encuentro momentos críticos, profesionales, lo que sea, yo siempre vuelvo a ese momento de la adicción y digo, pucha, usted fue capaz de superar una adicción, loco. Usted puede cualquier cosa. Fresco. Fresco. Usted puede cualquier cosa. Fresco. Fresco. Entonces ahí apareció la crisis. Cuando el cínico y el inconformista iban ganando. ¿Crees que en ese momento en donde la adicción no te volvió a llamar la puerta? ¿En ese momento cuando aparece el cínico y el inconformista? ¿La adicción qué? ¿La adicción no te llamó la puerta otra vez? Llama, pero... Llama todos los días. No para de llamar. O sea, yo tengo una... Yo tengo un... A ver, yo vivo con un desadaptado adentro. Yo vivo con un ser humano muy oscuro adentro. Mi vida entera se empeña en estar lo más lejos posible de ese rincón que yo sé que está, yo sé que está. Yo compuse una canción que habla de ese proceso que se llama El otro lado de la puerta, y es esa sensación de que hay una puerta, tras esa puerta está el infierno que yo sé que puedo vivir. Y está ahí. Y como esas puertas donde hay fiesta, que uno se ve la luz a uno palpitando por debajo, tal. Y hay días que yo puedo pasar por esa puerta sin acordarme que está ahí. Como hay días en que yo voy y hago ¿Entro? ¿Será? y no maricano ¡qué imagen tan potente! pero sé que ahí está siempre está ahí a uno le dicen con el tema de las adicciones que uno nunca se recupera que uno es adicto por siempre yo ahora creo que no yo ahora te digo yo no soy la misma persona yo no soy el adicto que era antes ahora esa frase yo no sé si la está diciendo el Santiago iluminado que ciertamente no es el mismo ser humano que antes o el desadaptado de mente que le está diciendo usted ya no es hágale, vuelva, ¿sí? Entonces, pues, como no sé cuál es, pues prefiero no meterme con ninguno. ¿Cómo haces? ¿Cómo te abstraes? Porque el momento iluminado, ese momento en el que pasas fresco por la puerta, ¿entiendes? Es como, estás por encima de eso. Pero en ese momento en el que pasas fresco por la puerta, ¿me entiendes? Es como, estás por encima de eso. Pero en ese momento en el que, sí, en donde se hace ese hueco, ¿no? Como que ese querer llenar, ¿me entiendes? O sea, ¿cómo has logrado no abrir la puerta? Supongo que tiene mucho que ver con que la pérdida sería muy grande. Yo a veces sueño eso. yo a veces sueño eso, yo eso es sueño que recaigo y que me fui de tragos y de drogas y con viejas y al otro día y llego a la casa y mi familia no está, digamos que la pérdida sería muy grande pero más allá de eso la pérdida conmigo mismo, el ser humano que he logrado construir, porque ciertamente ha habido un crecimiento, no solamente que dejó de tomar y ya está, o que dejó de consumir y ya está, sino que dejó de consumir y se preocupó por construir un ser humano cada vez mejor, o por lo menos que el cuarto del buen ser humano fuera más grande y más bonito que el cuarto del desadaptado. Entonces, cuando hay tanto que perder, pues prefiero no apostar. ¿Tienes más canciones al respecto? Tengo varias, tengo varias. La que más me gusta particularmente es esa, el otro lado de la puerta, porque como tú d porque como tú dices la imagen es muy poderosa y lo entiendo porque yo también he estado ahí, o sea lo entiendo porque si bien yo nunca tuve que pasar por un proceso de al igual que en su momento levantar la mano y decirle a Moni estoy teniendo pensamientos de cuando yo sentí que no estaba que estaba siendo controlado por la droga. Le dije a mi mejor amigo en su momento, le dije, creo que esto me está ganando la partida. Creo que yo intuía que le podía ganar solo porque, por decirte algo, yo fumé de los 14 a los 20 años y el día en que me sentí ahogado dejé de un día para otro y nunca más lo toqué. Entonces sentí que de pronto podía, pude, efectivamente, por las razones que sea. Pude hacerlo. Pero es muy poderosa esa imagen porque a mí también me pasa a veces. Hay determinadas canciones. Yo me crié en España en la época del tecno, en una cosa que se llama la Ruta del Bacalao. La fiesta, la fiesta era. Y tengo unos recuerdos además de fiesta la fiesta era y tengo unos recuerdos además de fiesta que hay ciertas canciones que me mandan son detonantes a la puerta automáticamente y esa puerta suena durísimo eso suena en mi caso era el dedo me decía Juan Pablo sacó el dedo si yo sacaba el dedo es porque ya nos íbamos. Pero también, como dices, hoy en día simplemente la imagen de esa pérdida. Como yo siempre digo, para mí, y volviendo un poquito, retomando lo que decías antes, como de ese principio de realidad. Y es que a mí me pasa que yo llego, supongo que te pasará cuando llegas de las giras, yo llego a algunas películas, cuando las películas son grandes, durante cuatro meses yo no sé lo que es ni pagar una cuenta, ni levantar, nada, nada. Y llegas a la casa y Monique me ve entrar, me dice, saque la basura. Por supuesto. Y me recibe como... De una, a los otros te ríe. Y ella es muy clara, le dice, es que está... Por supuesto. Y me recibe como... De una. A las otras te dice. Y ella es muy clara. Le dice, es que tienes que volver a este principio de realidad, que es la realidad. A mí, ¿sabes qué me gustaba mucho? En un momento de gran reconocimiento, a mí me fascinaba ir a hacer vueltas de banco. Uno ya no hace vueltas de banco porque todo está en el teléfono, pero a mí ir a hacer fila al banco lo hacía incluso como un ejercicio de realidad de ese espacio en el que no eres eso porque es que además lo que hacemos tú y yo es una trampa fantástica porque es seres ordinarios con la capacidad de ser una cosa extraordinaria entonces eso genera una distorsión enorme cuando te defines por lo que haces, porque como lo que haces es extraordinario entonces crees que eres extraordinario y ahí aparece la distorsión y tu entorno jura que eres extraordinario y te cagüetea todas las huevonadas porque eres extraordinario, pero no, eres un ser o eres extraordinario y te cagüetea todas las huevonadas porque eres extraordinario, pero no, eres un ser o tan extraordinario como todo el mundo, o tan ordinario como todo el mundo, con la capacidad de hacer una cosa ciertamente extraordinaria, porque el arte sí es extraordinario, el arte sí es una cosa sublime, la actuación, la escritura, la pintura, la escultura, la música. Eso es extraordinario. Pero eso es lo que hacemos. Entonces, cuando tú dices, yo antes era actor. No. Y eso es lo que hago, que es extraordinario. Entonces, cuando uno... Ese ejercicio de entender eso me ha parecido muy bonito. Me encanta, a mí me ayuda mucho. Pues yo encontré la bicicleta y yo sí que no he parado. Una vez que la encontré se volvió mi meditación, mi zen. Pero unas cosas más chéveres que yo encuentro con la bicicleta es el tema de que todos estamos en lo mismo, todos nos caemos igual, todos sufrimos en la cuesta. En algún momento el repecho nos pasa factura a todos. Exactamente. Y eso he encontrado que para mí es un ejercicio fantástico porque la bicicleta sigue siendo el único constante que tengo entre esta vida, la real, entre la otra vida extraordinaria y siempre estar cargando con mi bicicleta para todos lados, que automáticamente me nivela y es un ejercicio humillante en el buen sentido de la palabra. Es fantástico. Porque permanentemente encuentras gente que sabe mucho más que tú. Y cuando me preguntan, por ejemplo, oye, Juanpa, me quiero ir a Los Ángeles. Tú que has estado allá, que has trabajado en Hollywood ¿cómo es? ¿qué hago? ¿cuál es el primer consejo que me das? yo consiguete un hobby claro ¿qué? digo un hobby no pues yo te refería como tienes un contacto digo no un hobby lo que tú necesitas es algo que te mantenga acuerdo entre esos momentos extraordinarios y los ordinarios por utilizar tu lenguaje. Tal cual. Esos momentos en los que, ah, claro, como tengo esto tan fantástico y tan extraordinario y como esto es la persona que soy, cuando no lo tienes te vas a sentir fatal, porque vas a sentir que no tienes reconocimiento, te vas a sentir que no eres persona prácticamente. Tienes que encontrar algo claro. La familia te ayuda muchísimo porque es lo que tú dices, es como ese nivelador automático, pero esa actividad para mí ha sido fundamental en la supervivencia. Cuando empezamos te dije que yo realmente, y es verdad, yo no preparo nada de lo que vamos a hablar, porque como te dije, me parece que pretender ser un periodista, un entrevistador sería un irrespeto con una profesión que respeto mucho, que es además la profesión de mi esposa. Entonces siento que el lugar más honesto desde el que yo puedo empezar estas charlas es desde acá, desde mis dolores, mis angustias, mis temores. Y por ende, realmente no investigo a la persona con la que estoy conversando porque no es mi trabajo pero ayer curiosamente le dije a una persona que tú venías me dijo como él ya también ha estado acá y no es Dani, pero me dijo yo sé que tú no averiguas nada sobre las personas con las que conversas pero hay algo que sí me gustaría que le preguntaras a Santi. Y es por un número que tiene tatuado. Ya. ¿Me puedes contar ese número? 313. Esto es muy lindo. Es muy lindo porque, según me contó ella, más o menos por el 2010, le diagnosticaron una enfermedad, estuvo muy delicada de salud, y en ese momento descubrió mi música y sintió que mi música le había ayudado de alguna manera en su recuperación. se hizo como la promesa de yo voy a acompañar a este artista a la mayor cantidad de conciertos que pueda. Y a lo largo de 12 años, ella, mexicana, a lo largo de 12 años, 11 años, estuvo en todos mis conciertos en México, Argentina, Colombia, varios, no sé qué tal tal. El último concierto al que asistió fue un sinfónico que tuve en República Dominicana, en Santo Domingo, en el Teatro Nacional, el 30 de octubre del 2021. Y ese fue su concierto número 113. Me acompañó en 113 conciertos, esta mujer. Con la particularidad de que nunca permitió que... Nosotros la descubrimos como en el noventa y pico, el concierto número noventa y pico en Monterrey, me acuerdo, alguien se nos acercó y nos dijo, mire, lo voy a contar esta historia. Esta mujer es el concierto noventa y pico suyo. Esa persona no sabía mucho la historia. Ahí la conocimos obviamente le dijimos oye no tienes que pagar una entrada más en tu vida a un concierto mío ella no parte de la promesa es que yo pago mi entrada lo que te pido es que me guardes un buen lugar pero yo siempre voy a pagar mi entrada me acuerdo que incluso le dimos una escarapela de Olaxes, ya podía entrar podía entrar a todo y no lo hacía que era tremendamente respetuosa eventualmente me decía cuando, por ejemplo, esa vez en Dominicana oye, estoy por acá nos tomamos un café entonces nos sentamos a tomar un café, estaba con su papá, yo iba con Mariana, mi manager, o con quien estuviera ahí y tal. Conversábamos, me fue contando la historia. De hecho, estaba escribiendo un libro de esa experiencia, de ir a ciento y pico de conciertos. En diciembre del 2021, no sé si la misma enfermedad que tuvo en el 2010, le reaparece o se enferma en diciembre, le hacen una cirugía, queda en coma inducido después de la cirugía. Y me pide, hermano, que fue un momento, me pide que mande una nota de voz cantando tal canción para ponerla en el momento en que la van a desconectar, loco. Me sentía muy halagado y me sentía muy invasor. De un momento, pues o sea, no encuentro un momento más íntimo para un ser humano que la despedida, digamos. Canto la canción, grabo la canción, se la mando a la familia, la ponen, tan, sigue viva, se la llevan a su casa y como a la semana muere. Y todo eso me abrumó y me conmovió mucho. Lo uno a que durante una época yo me escribía una palabra en esta mano antes de cada concierto antes de algún momento así como público muy visible me escribía algo que quería comunicar que estaba sintiendo equilibrio, esperanza frustración, lo que fuera me lo escribía aquí, en esta parte de la mano y se volvió una herramienta de diálogo con el fan o con las fans. ¿Cuál va a ser la palabra de hoy? O se escribían palabras en la mano en los conciertos, me las mostraban. Era otro vehículo de comunicación más allá de la canción. Cuando ya llegó el momento en que ya me estaba escribiendo la palabra porque me tenía que escribir la palabra y no porque sintiera que quería comunicar algo, dejé de hacerlo. Y entonces cuando pasó todo esto de esta chica, yo dije yo... de alguna manera mi homenaje es ese. Me puse el 113 de los 113 conciertos en este lugar donde era un vehículo de comunicación con la gente y ahí está y va a estar siempre y me parece un regalo enorme me parece de un gesto descomunal de su parte de su y esa es la historia del 113 ay compadre yo sueño con que de esto saquemos como un manual manual cada uno tiene sus herramientas para mantener como una buena salud mental ¿cuáles dirías tú a día de hoy que consideras tus herramientas? ¿Qué te mantiene en un buen lugar? Me mantiene en un buen lugar que... Reconozco y acepto mi lado más oscuro, reconozco y acepto el desadaptado, el psicópata, lo reconozco y lo acepto y sé que está ahí. Y sé que también es parte de mí. Para mí la palabra clave es también, en la vida. También. Somos también eso. También. Porque nos empeñamos en anular lo que no nos gusta de nosotros. Y yo creo que eso nos agota. Es como el colombiano. El colombiano, cuando la selección gana o las chicas ganan, los colombianos somos la verraquera. Y cuando la guerrilla o no sé qué, es que esos son unos hijos de putas. Esos también somos nosotros. Somos los de la medalla y somos los de la metralla. Esos también somos nosotros. Entonces digamos que esa realización es muy importante para mí, que yo también soy eso. Esa es una muy linda herramienta desde mi punto de vista. Y la otra es hablarse bonito, weón. Hablarse bonito. No sabemos hablarnos. No sabemos oírnos, la intuición, toda esa vaina no sabemos y no sabemos hablarnos, nos hablamos muy mal a nosotros mismos y eso es una muy linda herramienta también verse al espejo y no estoy hablando de vanidad no estoy hablando a queriendo estar como te ves de guapo calvo cuando quieres tener pelo, no no estoy hablando de vanidad estoy hablando de bien está haciendo lo mejor posible no estoy hablando de vanidad estoy hablando hey bien estás haciendo lo mejor posible o madre que hiciste esto bien hoy te ves bien o que sea hablarse bonito eso me parece chévere pues muchas gracias a ti hermano que bacano Juan A ti, hermano. Qué bacán. Eh, Juan. Si te sientes abrumado o perdido en tu camino hacia el bienestar emocional, o simplemente quieres trabajar en ti, en alcanzar tu mejor versión, tranquilo, no estás solo. Celia te conecta con más de 350 profesionales en salud mental y bienestar emocional, que pueden guiarte y apoyarte en cada paso del camino. 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